LOS ESTIBADORES COLOCAN LA
CARGA EN EL BUQUE DEL GOBIERNO. EL MINISTERIO
LIDERADO POR IÑIGO DE LA SERNA SIGUE TRABAJANDO EN EL REAL DECRETO
ANUNCIADO EN LAS ÚLTIMAS FECHAS Y EXIGIDO DESDE BRUSELAS
LIDERADO POR IÑIGO DE LA SERNA SIGUE TRABAJANDO EN EL REAL DECRETO
ANUNCIADO EN LAS ÚLTIMAS FECHAS Y EXIGIDO DESDE BRUSELAS
Como ya sucediera en su día con
los controladores aéreos, los sindicatos
de estibadores han propuesto una huelga con el objetivo de presionar al
Gobierno e intentar evitar el Real Decreto que ponga en jaque su situación
actual. Después de unas primeras reuniones donde la tensión no ha fallado a su
cita, Iñigo de la Serna ha decidido posponer una semana la redacción del
Decreto, hecho que ha supuesto la cancelación de dicha huelga a la que estaban
llamados 6.150 profesionales durante 3 días.
El dilema viene de una sentencia con fecha de 2014 del Tribunal de Justicia de la UE a través
de la cual se pide que desaparezca el
monopolio de este gremio. Desde el Gobierno defienden que han estado
negociando con el sector durante dos años, y que todas las peticiones y
propuestas de los estibadores han sido rechazadas por la Comisión Europea al
entender que no cumplen con lo requerido en la sentencia.
Las empresas del sector no pueden contratar libremente a sus
trabajadores, están obligadas a adquirir una participación en el capital de
sociedades anónimas de gestión de estibadores portuarios (Sagep), siendo ellas
las encargadas de facilitar la mano de obra necesaria según las condiciones
fijadas en un acuerdo marco. Actuando entonces el Sagep como una bolsa de trabajadores con condiciones no
negociables.
Al leer las noticias en algunos
periódicos y foros, buscando información objetiva y comentarios subjetivos,
aparecen apelativos como “sindicato fuerte”, “defensa de derechos”, “Gobierno
antiobrero”. No quiero decir que las decisiones de los tribunales sean siempre
las más justas, pero, a priori,
parecen las más legales. Llamar entonces “sindicato fuerte” a un grupo que
defiende a unos privilegiados, amparados por un monopolio que se extiende desde
los años del franquismo, desoyendo las directrices de un tribunal europeo no
creo que sea el mejor calificativo.
Además, a algún periodista se le olvida mencionar que el Gobierno
prepara un decreto por imposición de la UE para cumplir leyes comunitarias de libre
competencia, ya que, en caso contrario, la multa
que le puede “caer” asciende a unos
134.000 euros diarios, que entiendo no van a pagar los propios sindicatos.
El gremio de los estibadores. Fuente: Bolsamanía |
Me parece que es necesario que el libre mercado entre en algunos
colectivos que todavía siguen con privilegios desproporcionados. Obviamente
se oponen porque al liberalizar el sector, si las empresas estibadoras pudieran
contratar libremente a sus empleados, supondría una rebaja salarial próxima al
60% (según distintas fuentes el salario medio asciende a 68.000 euros anuales).
Según la Coordinadora Estatal de Trabajadores del Mar la sentencia avalará los
despidos generalizados, EREs que son conocidos perfectamente en otros sectores
pero que rechazan en la estiba porque ellos mismos saben los privilegios con
los que actualmente viven.
A esto hay que añadir, casos
puntuales como el del Puerto de Algeciras, que tienen vetado el acceso de
mujeres a los puestos de trabajo. “Se compra el silencio, los puestos se
heredan de padres a hijos, hay enchufismo y tráfico de influencias”,
aseguran desde la asociación
de mujeres estibadoras. Según algunas fuentes el 50% de la plantilla
mantiene un vínculo familiar.
La verdad que yo también me
afiliaría a un sindicato cuyo mayor fin es cerrar, todavía más, el acceso a mi
profesión, protegiendo mi puesto frente
a la amenaza del libre mercado. No sorprende entonces que el nivel de afiliación de los trabajadores
portuarios españoles sea próximo al 100%
(el de los mineros asturianos alcanza el 98% frente al 20% de la media
nacional).
“Mejorar la competitividad” podría definirse como el lema que muchas
empresas de nuestro país acogieron para superar la crisis. El gremio de los
estibadores no debe ser menos. Lo que deseo es que el Gobierno termine con el monopolio y que la
propia competencia decida las condiciones como se supone en un libre mercado.
Juan Abascal
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