El Ala Oeste de la Moncloa: Pongamos un poco de orden

miércoles, 22 de febrero de 2017

Pongamos un poco de orden

LOS ESTIBADORES COLOCAN LA CARGA EN EL BUQUE DEL GOBIERNO. EL MINISTERIO
LIDERADO POR IÑIGO DE LA SERNA SIGUE TRABAJANDO EN EL REAL DECRETO
ANUNCIADO EN LAS ÚLTIMAS FECHAS Y EXIGIDO DESDE BRUSELAS

Como ya sucediera en su día con los controladores aéreos, los sindicatos de estibadores han propuesto una huelga con el objetivo de presionar al Gobierno e intentar evitar el Real Decreto que ponga en jaque su situación actual. Después de unas primeras reuniones donde la tensión no ha fallado a su cita, Iñigo de la Serna ha decidido posponer una semana la redacción del Decreto, hecho que ha supuesto la cancelación de dicha huelga a la que estaban llamados 6.150 profesionales durante 3 días.

El dilema viene de una sentencia con fecha de 2014 del Tribunal de Justicia de la UE a través de la cual se pide que desaparezca el monopolio de este gremio. Desde el Gobierno defienden que han estado negociando con el sector durante dos años, y que todas las peticiones y propuestas de los estibadores han sido rechazadas por la Comisión Europea al entender que no cumplen con lo requerido en la sentencia.

Las empresas del sector no pueden contratar libremente a sus trabajadores, están obligadas a adquirir una participación en el capital de sociedades anónimas de gestión de estibadores portuarios (Sagep), siendo ellas las encargadas de facilitar la mano de obra necesaria según las condiciones fijadas en un acuerdo marco. Actuando entonces el Sagep como una bolsa de trabajadores con condiciones no negociables.

Al leer las noticias en algunos periódicos y foros, buscando información objetiva y comentarios subjetivos, aparecen apelativos como “sindicato fuerte”, “defensa de derechos”, “Gobierno antiobrero”. No quiero decir que las decisiones de los tribunales sean siempre las más justas, pero, a priori, parecen las más legales. Llamar entonces “sindicato fuerte” a un grupo que defiende a unos privilegiados, amparados por un monopolio que se extiende desde los años del franquismo, desoyendo las directrices de un tribunal europeo no creo que sea el mejor calificativo.  Además, a algún periodista se le olvida mencionar que el Gobierno prepara un decreto por imposición de la UE para cumplir leyes comunitarias de libre competencia, ya que, en caso contrario, la multa que le puede “caer” asciende a unos 134.000 euros diarios, que entiendo no van a pagar los propios sindicatos.

El gremio de los estibadores. Fuente: Bolsamanía
Me parece que es necesario que el libre mercado entre en algunos colectivos que todavía siguen con privilegios desproporcionados. Obviamente se oponen porque al liberalizar el sector, si las empresas estibadoras pudieran contratar libremente a sus empleados, supondría una rebaja salarial próxima al 60% (según distintas fuentes el salario medio asciende a 68.000 euros anuales). Según la Coordinadora Estatal de Trabajadores del Mar la sentencia avalará los despidos generalizados, EREs que son conocidos perfectamente en otros sectores pero que rechazan en la estiba porque ellos mismos saben los privilegios con los que actualmente viven.

A esto hay que añadir, casos puntuales como el del Puerto de Algeciras, que tienen vetado el acceso de mujeres a los puestos de trabajo. “Se compra el silencio, los puestos se heredan de padres a hijos, hay enchufismo y tráfico de influencias”, aseguran desde la asociación de mujeres estibadoras. Según algunas fuentes el 50% de la plantilla mantiene un vínculo familiar.

La verdad que yo también me afiliaría a un sindicato cuyo mayor fin es cerrar, todavía más, el acceso a mi profesión, protegiendo mi puesto frente a la amenaza del libre mercado. No sorprende entonces que el nivel de afiliación de los trabajadores portuarios españoles sea próximo al 100% (el de los mineros asturianos alcanza el 98% frente al 20% de la media nacional).

Mejorar la competitividad” podría definirse como el lema que muchas empresas de nuestro país acogieron para superar la crisis. El gremio de los estibadores no debe ser menos. Lo que deseo es que el Gobierno termine con el monopolio y que la propia competencia decida las condiciones como se supone en un libre mercado.

Juan Abascal

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