EL CONSUMIDOR MARCA TENDENCIAS E INDUCE A CAMBIOS EN LA
PRODUCCIÓN, ELABORACIÓN Y COMERCIALIZACIÓN DE ALIMENTOS.
PRODUCCIÓN, ELABORACIÓN Y COMERCIALIZACIÓN DE ALIMENTOS.
Hoy en día, existe una clara economía de
oferta, en la que el papel del consumidor ha pasado de la irrelevancia absoluta
al protagonismo. Hace unos años la preocupación por el bienestar animal era
inexistente. Los animales eran simples máquinas que producen carne, leche o
huevos. Cada día los aspectos relacionados con este tema cobran más importancia
en la sociedad hasta el punto de haberse convertido en un requisito de mercado e
incluso una estrategia de mercado a
escala internacional ya que los consumidores le otorgan una gran importancia,
fundamentalmente países de la Unión Europea que presentan un mayor nivel de
renta (Alemania, Inglaterra, Dinamarca y Suecia).
La mala praxis de algunos ganaderos, como la
triste experiencia de 1981 (escándalo alimentario en Europa) y alguno más reciente como los asesinos de lechones en esta granja de Huércal-Overa, hace que la gente se plantee la moralidad del asunto.
Aunque no con esta gravedad, periódicamente salen a la luz casos de fraude, uso
de sustancias prohibidas, etc. El conocimiento de estas consecuencias en
producciones intensivas, unido a una ignorancia sobre este tipo de producción
ganadera, genera una desconfianza en el consumidor que empieza a pedir transparencia,
seguridad y calidad, aunque sin renunciar a las ventajas que le han
proporcionado: un precio asequible y una disponibilidad continua.
La importancia que se le está dando al
bienestar animal viene determinada por varios factores, como pueden ser (1) un
mayor conocimiento de distintas disciplinas relacionadas con los animales de
renta, como son el comportamiento animal, la fisiología del estrés o el manejo
correcto de los animales; (2) la relación directa entre estos conocimientos y
los niveles de producción estables y competitivos a medio y largo plazo; y (3) una
mayor concienciación social sobre las necesidades de los animales y un rechazo
hacia abusos que se consideran intolerables, no justificados ni moral ni
económicamente.
Los animales para llegar a alcanzar su auge en
la producción, ya sea de leche, huevos e incluso calidad de su propia carne
necesitan estar en las mejores condiciones posibles y deben ser cuidados lo
mejor posible, evitando estrés, malos tratos e incluso llegar a tener una
muerte cruel. Lo único que se consigue con dichas acciones es bajar el
rendimiento de dicha explotación y generar una mala reputación al resto de
ganaderos.
Actualmente se desconoce y mucha gente cree que
estas prácticas brutas y violentas se siguen llevando a cabo en las
explotaciones. Pero desde hace ya muchos años, cualquier práctica que ocasione
sufrimiento innecesario a los animales fue erradicada por las leyes de bienestar animal que abarcan el cuidado de los
animales en la explotación, transporte, experimentación y sacrificio. Se llega hasta el punto, de que incluso las instalaciones han sido rediseñadas y adaptadas para las diferentes especies, debiendo estar autorizadas o inscritas en el
correspondiente registro administrativo, con carácter previo al inicio de su
actividad.
La mayoría de los españoles (80%), cree necesario mejorar el bienestar de los animales de granja, aunque el 90% no estaría dispuesto a pagar más por el producto |
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Mediante
estas Leyes se establece un conjunto de principios sobre el cuidado de los
animales y el cuadro de infracciones y sanciones que dota de eficacia jurídica
a las obligaciones establecidas en la normativa aplicable. Esta Ley también
estipula las bases del régimen sancionador. El imcumplimiento de
estas leyes conlleva el cierre de la explotación.
No obstante, al margen de estas consideraciones, no cabe duda de que
una de las principales obligaciones de los ganaderos es la de evitar
sufrimientos, físicos y psíquicos, innecesarios a la base animal con que se relacionan
y que realiza una serie de funciones, útiles y beneficiosas, para la especie
humana. En la práctica ganadera, teniendo en cuenta las consideraciones
formuladas, nos parece muy importante proceder a analizar, en nuestras
explotaciones, de forma habitual y desde una perspectiva zootécnica (no
antropológica), el grado real de bienestar en que se encuentran nuestros
animales.
La noticia de hace unos meses decía que “la mayoría de los europeos, incluyendo también la
mayoría de los españoles (80%), cree necesario mejorar el bienestar de los
animales de granja, aunque el 90% no estaría dispuesto a pagar más por el
producto”. Así las prioridades para el
consumidor medio europeo son: precio, seguridad alimentaria, calidad, respeto
con el medio ambiente y bienestar animal).
La preocupación surge de una crisis
alimentaria, pero ¿cómo se puede combatir una crisis económica que se produce
después de una crisis alimentaria? El consumidor busca transparencia y la falta
de interés de los medios de comunicación, cuando las cosas se hacen bien,
provoca una falta de conocimientos en la gente, es importante
La sociedad debería ser capaz de ver y de
comprender cualquier parte del proceso que hace posible que comamos carne y ser
consciente del trabajo y gasto que ello supone. La percepción social del
bienestar animal es muy emocional, en ocasiones se ocultan ciertas partes para
no herir sensibilidades y el problema surge cuando una de ellas se hace pública
y provoca una reacción desmedida (todo el mundo quiere comer conejo, pero nadie
quiere matarlo ni que nadie lo mate).
Es necesario aumentar el diálogo y la
comunicación entre el sector ganadero y el resto de la sociedad realizando una
política proactiva con los medios de manera que haya transparencia antes de que
surja el problema, concienciando a la sociedad de las consecuencias reales que
provocan la aplicación de las leyes de bienestar y su impacto en el medio
rural.
Antonio Gil-Delgado
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